Aquí es, principalmente, donde me puedo convertir en mi propio lobo y jugar a ser la pobre caperucita. Es importante saber en qué situaciones soy caperucita y en qué situaciones soy el lobo. Para darme cuenta de ello es necesario estar muy presente y darme cuenta de lo que sucede con mis emociones, estar en el aquí y en el ahora, atenta, observándome, sientiéndome.